Entre nosotras
Era por la mañana, el sol salía otra vez.
Para los regios es importante ganarle al sol, sí, porque en la vida dicen que va de ganar.
Ella se estaba peinando, se estaba trenzando el cabello, la trenza de todos los días, pero se daba cuenta que mientras trenzaba su cabello, los brazos le temblaban, la fuerza no era suficiente, también le quemaba el cuello y le cosquilleaban las manos.
Cerró los ojos y suspiró profundamente —ella está aquí—.
Finalmente salió del cuarto con un simple chongo, porque evidentemente aquel no era un día de trenza, con la cuerpa alterada y un gesto horrible.
Al parecer, la otra mujer en casa empezaba a alterarse también, porque leía a otra en mí, pero no era otra: era la misma. La de todas las mañanas; con un dolor, ese dolor que es innombrable en el momento presente, imposible de explicar ni de reconocer, con una historia cotidiana narrada por la incertidumbre…
Mejor salir de casa a caminar, y entonces, una aparición mágica, la amiga bruja. Esa que solo ha venido a recordarle que el dolor viene acompañado de valentía, de resistencia y de otras sensaciones que son igual de intensas e importantes, y que también dan impulso. Si las sabes superponer. Como cuando en la cocina parece que ya no caben más ollas en la alacena, y sientes que se vendrán todas encima mientras estás de pie en un banquito tras una gran fiesta de mujeres.
Entonces aparece una mujer mayor, alta, valiente. Con una mano sostiene la torre tambaleante y, además, agrega otra olla, con la precisión de quiena ha aprendido a sostener de todo.
Porque sí; estamos para la otra, siempre, entre nosotras.
En nuestra munda no hay culpables, solo responsables.
Dos mujeres confundidas que se mueven con cautela para no herirse mutuamente, que prefieren ir despacio, con mimitos, frente a la incertidumbre y el ceño fruncido. Ese ceño, que a veces con un beso entre las cejas, disipa las nubes grises y trae la calma. Quizá no haya tanto sol, pero hay luz.
Una luz de lesbianas. Una lesbiana que es faro.Donde la amora resplandece, la penumbra no asusta y el camino a casa siempre es claro.
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