Rebeldía ancestral

Señora descarriada, mal ejemplo de buenas costumbres.

Escandalosamente lesbiana, incómodamente mujer que no se adhiere a la feminidad.

Tía cuidadora y amorosa de niñas y adolescentas no sanguíneas... Que lo mismo baila que se pone a pintar, siembra un huerto o construye las macetas.


Muestra que no tiene molde, que se expande y modifica en la complacencia aterradora de la libertad que da no tener camino delante sino ser quien lo abre.


No sin rumbo sino explorando el terreno, ha ido sin prisa hasta ser una cuarentona, sin poner una bandera que diga que un pedazo es suyo, compartiendo todo lo posible con las otras, las que van de paso y las que como ella, se habitan en tierra libre.


Juntas han de acompañarse y compartir lo que han construido con las que inevitablemente escucharán el llamado.

Los años nos irán acercando las unas a las otras; pertenecemos a la misma sombra de árbol, a la misma canción de río.


Valeria Hipocampo





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