Voces
Nace la energía desde mis entrañas y recorre mis vísceras, y mis órganos vitales. En cada latido es más y más la energía que surca todo mi ser; es un camino natural que vislumbra salida en mi garganta… Y de pronto se detiene, se acumula en un tumulto de sonidos que se ahogan en mis cuerdas, y la palabra viva brota en mis ojos, ventanas de mi alma.
Muda, con palabras apretadas guardé mi voz. Desde el silencio perdí a la niña, tierna, valiente, franca…
Se llenó de miedo.
Pensando en mi voz hago memoria de mí, se liberan risas más no palabras; las veces que las palabras forzaron la salida gutural fué para repetir mil veces mi nombre y hacerme escuchar con mi nota grave, la que el maestro de música designó para las canciones rancheras, ya que para su seleccionado coro juvenil era un privilegio.
Mi alma capaz de recopilar todas las vivencias, un día no se hace cargo de tanta presión de lo estancado; la voz.
Mi voz yace en mi garganta, nido cargado de memorias.
Aprende la lengua a destilar rugidos y ganando fama de enojo, se va contra quién provoque su furia.
El día que descubrí la fuerza que trae mi voz, salió en defensa propia y más tarde fue escudo para más mujeres en mi espacio; en lo cotidiano descubrí la idea hilada en mis palabras y ya no estuvieron quietas, fué palabra amor, palabra sanación, palabra viva, palabra No, palabras.
¡No más silencio!
Una nota grave dominó el silencio, exigió y paró al violento.
Mi voz hoy es clara, donde habita mi niña y clama con potencia su presencia que ya nunca más silenciará.
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