Luces
A ti, que te ha costado llegar y tener un ambiente tranquilizador, llenador, como en el que te encuentras: no lo dejes, toma una pausa, respira y observa tu alrededor.
A mí, en una ocasión me tocó estar en tu lugar; estuve con esas sensaciones de tristeza, de enojo y decepción, creyendo, pensando que no era posible ni necesario transitar por estas decepciones, porque había cedido parte de mí, sin embargo, abrí el panorama y determiné que no era así.
Pude ver, sentir, experimentar, que después de o entre lo caótico que tenía, en lo que volvía a acomodar o recoger; la solidez del camino transcurrido, la sombra de los árboles sembrados, el aire que respiraba que no pesaba, los brazos que no se sentían cansados sino fortalecidos, el acomodo que no sentí ni me pareció pesado sino necesario.
Necesario para recordar (me) que no puedo controlar todo, confiar es necesario e incluso volver a abrir las puertas para la entrada del sol, solo que ya no daré las llaves sin antes preguntar:
¿Qué sientes al respirar, qué respiras,
con qué material tienes construido tu piso,
lo tienes cimentado?
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