Lesbianas de sol
Vivía entre exigencias entre de quien era y quien se suponía debía ser, como debía lucir y si era lo suficientemente buena para merecer atención, amor y cuidado de ellos, de los hombres.
Cada que llegaba a un espacio nuevo, era llegar a una especie de cacería, esperando que me vieran, ni siquiera sabía si en realidad quería ser vista por ellos, pero así debía de ser, esperando encontrar… ¿encontrar qué cosa?.
Maquillada, depilada, rasurada, con zapatos bonitos e incómodos pero no de tacón, porque soy una mujer alta y no puedo ser más alta que ellos, ni más grande, ni más fuerte, ni más lista, me tenía que hacer-ser pequeña, sin llamar tanto la atención pero sí la suficiente, sintiendo que todos me miraban y que estaban al pendiente de mí y de si hacía algo mal o de si me equivocaba o de si no era lo suficientemente buena, bonita, delgada, inteligente, graciosa, una buena mujer.
Maquillada, depilada, rasurada, con zapatos bonitos e incómodos pero no de tacón, porque soy una mujer alta y no puedo ser más alta que ellos, ni más grande, ni más fuerte, ni más lista, me tenía que hacer-ser pequeña, sin llamar tanto la atención pero sí la suficiente, sintiendo que todos me miraban y que estaban al pendiente de mí y de si hacía algo mal o de si me equivocaba o de si no era lo suficientemente buena, bonita, delgada, inteligente, graciosa, una buena mujer.
Vivía entre ellos y para ellos, pero de vez en cuando podía tener espacios de respiro entre amigas, entre otras mujeres, aunque aún sin estar en su presencia hablábamos de ellos o de cómo nos hacían sentir.
De vez en cuando miraba a otras mujeres, aunque a veces era para juzgarlas o compararme, de vez en cuando, las miraba con curiosidad, con genuino interés, si me gustaba estar entre ellas, últimamente había una de ellas que me gustaba, la miraba de lejos, temerosa de acercarme, ella, había renunciado a la feminidad, no lucía como decían que una mujer debía de lucir, su cabello era corto, unos lindos chinos oscuros, simpática, risueña, sonriente, ligera como brisa fresca, siempre usaba shorts o pantalones, sin maquillaje o uñas pintadas.
Ella se acercó primero, me saludaba, y yo me ponía nerviosa, me gustaba. Me cuestioné muchas cosas, asumí que ella era una lesbiana porque lucía como una, pero ¿cómo debe de lucir una lesbiana? ¿cómo sé que le gustan las mujeres si ni siquiera le he preguntado su nombre?
Definitivamente mi mundo se movió, y no sabía que tanto se iba a mover. Pasaban los días, semanas, meses, me la volvía a encontrar, la veía transportarse en su bici, yo también tenía una, pero arrumbada y con la llanta ponchada, oxidada, de pretexto un día le pregunté por una bomba para inflarle la llanta, si tenía y me prestó una pero no funcionó, entonces me acompañó al taller de bicis y nos hicimos amigas en poco tiempo, en cuestión de días, nos gustaba fumar, eso se volvió un pretexto para reunirnos más seguido, y me recomendó un podcast, una tal menstruadora, y como quería saber todo de ella, de mi amiga, lo escuché, me incomodó, le dije que me incomodó, que no podía traicionarlos a ellos, me dijo que ojalá ellos no me alejaran de ella y de las mujeres, de las mujeras, de mí misma, le dí otra oportunidad y lo seguí escuchando, la incomodad en mi cuerpo se volvió duda, cuestionamiento y al final hizo sentido, desde el inicio lo hizo pero fue difícil escucharme porque llevaba más de dos décadas evadiéndome, no mirándome, no escuchándome, poniendo mi atención afuera, no sabía que sería un parte aguas en mi vida.
Seguí a Luisa menstruadora en sus redes sociales, mi amiga se mudó de ciudad, se fue y se me rompió la corazona, pero seguía dándole calor, menstruadora propuso un curso-tallera donde la amorosa cuota era llevar fruta para compartir con las otras, en esa espacia conocí a otras mujeres y a otras lesbianas que se convertirían en mis amigas, primero nos miramos, nos reconocimos en este cuerpo de mujeras, bailamos, lloramos, reímos, y las lesbianas me presentaron a más lesbianas, ellas fueron y son un rayito de sol en el bosque oscuro.
La incomodidad sólo era mi lesbiandad diciendo ¡Aquí estoy! ¡Somo mujeras y amar a otras mujeras es el lugar seguro a donde debemos volver!
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