El rescate

Una vez, en una tierra lejana, existía una mujer que había vivido muy sola durante toda su vida. Todo le había hecho creer y sentir que su destino era la desesperación que causa el ostracismo en las vidas de quienes sufren esta condena y que no tendría escapatoria.

A lo largo de toda su vida, esperó que quienes la rodeaban le ofrecieran lo que ella necesitaba: la compañía, el apoyo, la construcción de afectos genuinos. Buscó en muchas personas y en muchas cosas las respuestas a sus preguntas, sin embargo, parecía no haber salida a la constante repetición de las traiciones, los conflictos y el abandono del que era objeto su vida.

Un día en el que había perdido la esperanza, mientras trataba de pasar el puente de tabla que atravesaba el río, sintió que se desmayaba; por poco cayó al río, pero, justo en ese momento, otra mujer se acercó y alcanzó a tomarla en sus brazos y evitar su caída. 
La ayudó a pasar el puente y a tranquilizarse, le ofreció escucha atenta y una sonrisa inesperada y mágica.

La mujer solitaria se sintió totalmente anonadada por ese momento y por esa sensación. Pensó entonces que ese encuentro podría dar un vuelco a toda su vida pues nunca antes había experimentado ser escuchada y comprendida de esa manera.

A partir de allí, se siguieron viendo, hablando y explorando todo el campo. Esto les permitió descubrir lo poderoso que podía ser el acercamiento y acompañamiento para cada una.

Vivieron juntas siempre, desde la transformación de la soledad, de la compañía y del amor entre mujeres.





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