Despedida
A ellas, ustedes, mujeres que habitan el mundo y mi corazón, mujeras de mi corazona, aquellas que aún están con ellos y son serviciales a ellos, tan poderosas y tristes sin querer reconocer su tristeza, ustedes que me dan cobijo condicional y en los ratos libres de sus obligaciones, son maravillosas, pero ya no quiero que me duelan tanto, ya no quiero verlas desmoronarse y ver morir su corazona poco a poco, pedazo a pedazo por ellos, aún ustedas sabiendo que no son buenos, y que las lastiman, los siguen cuidando, los siguen eligiendo, dales tu tiempo es tu sentir, pero yo ya decidí no darles el mío, lo mío, y no quiero que mis raíces, tallo, ramas, hojas, flores y fruto se sigan llenando de las enfermedades y tristezas de ellos a través suyo amoras, que la plaga se siga esparciendo con ustedas como vectores.
Y sin embargo acá en la espacia munda donde las mujeras que aquí nos encontramos sí decidimos y quisimos abandonarlos a ellos, hay infusiones, brebajes, pomadas y amora para cicatrizar sus y nuestras heridas, cuando por fin decidan acompañarnos, porque al final aquí donde brilla la sola y cantan las pájaras, hay espacio para ustedas, pero sólo para ustedas, a las que les prenderemos una vela y un incienso, una luz que las cuide allá donde ellos no lo hacen, pero, donde nosotras no podemos hacer nada más porque estamos acá amándonos, me voy siguiendo la luz que otras prendieron para mí cuando aún no tomaba la decisión de irme, porque ni siquiera sabía que existía la posibilidad, está bien, tranquilas (en lo que cabe), esta bien, les mando una abraza, y ahora yo prendo la vela y el incienso para ustedas, podrán encontrar la camina como lo hice yo cuando otras sostenían sin forzar el hilo que nos une, mandando la señal que veremos cuando queramos quitarnos la venda y venir con ellas a jugar a la bosque que siembran y ahora sembraré con ellas, para que ustedas vengan si quieren tomar los rayitos de la sola y a estar tranquilas en verdad.
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