Con-moción
Conmoverse es bailar con las otras, es movernos al ritmo que marcan sus emociones. Como la vez que la enfermera Vicky me tomó de las manos para guiarme en el camino de los trámites burocráticos y después tomó las de mi mamá para suministrarle la quimioterapia. Vicky bailó despacio, a nuestro ritmo lento y cansado. Quién diría que tiempo después bailaríamos juntas de nuevo, esa vez con muchas vueltas para festejar que mamá venció al cáncer.
Un baile estridente y tropezado nos tocó cuando escapamos. La nueva casa estuvo llena de pasos inciertos; trastabillamos mucho; hubo pisotones y traspiés. Varias veces perdimos el paso y entonces nos dimos cuenta de que se debía a que ésos ritmos no eran nuestros, eran el eco de las cadenas a las que estábamos acostumbradas, fueron el último resquicio del perpetrador sobre nosotras. De a poco, logramos construir una música propia, un ritmo nuestro que se baila como queremos y como nos dictan las corazonas.
Desde entonces bailamos juntas a la menor provocación: desnudas en una casa segura, brincando con los perros que también bailan y se conmueven con nosotras. Bailamos a carcajadas; sonriendo con toda la boca. Bailamos felices, dueñas de nuestras cuerpas, de nuestra espacia, bailamos a nuestros ritmos con las nuestras que se conmueven con nosotras, con las otras, con ellas mismas.
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Under a blue moon, Beverly Ash Gilbert |
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