Manzanillas

En un campo baldío, lleno de tierra con cemento, en donde es imposible florecer, ocurrió lo imposible: creció una manzanilla con cinco botones y una florecilla. Se encontraba sola, angustiada; ya había perdido dos botones y su tallo, aparentemente frágil, ya no aguantaba. Quería decir mucho, pero no sabía si sería escuchada, si sería juzgada. Por esas presiones se le estaban cayendo los pétalos. 

Dentro de esos pétalos, voló una semilla que creció por las lágrimas de nuestra primera manzanilla. Brotó una nueva manzanilla, más pequeña y verde vida. 

Tus lágrimas me hicieron crecer ¿hay algo que yo pueda hacer? 

La manzanilla más alta no podía creerlo, no estaba sola y querían escucharla.

Es que no sé por dónde empezar…

Empieza por donde puedas.

Me he enamorado de una rosa y no de un nopal…

La manzanilla más alta quería cubrirse toda toda de la vergüenza.

Lo sé, seguro te doy asco. Entendería si ya no me quieres hablar.

¿Asco? ¡Para nada! Gracias por nombrar algo que lleva tanto guardado.

La manzanilla más alta se quedó asombrada, por primera vez  no se sintió rechazada.

Es la primera vez que me pasa, siempre estuve rodeada de nopales y siempre que me acercaba, terminaba dañada entre espinas y tunas.

La manzanilla pequeña se quedó pensando un rato, imposible no pensar que quizás la estaría juzgando.

—¿Sabes una cosa?, también estuve rodeada de muchos cactus, decidí cortar de raíz y ahora me encuentro rodeada de tulipanes, jacarandas y claveles. Es posible amar a otras como nosotras.

La manzanilla alta de pronto sintió en su tallo que se fortalecía, algunos botones florecieron y mientras dormían enraizadas, cientos de manzanillas crecieron junto a ellas, eran éstas las que quieren priorizarse.


* Escrito por Susy Manzanilla, el 27 de Agosto del 2022

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