Apoyo y entendimiento
Era la primera semana con Malu, la perrita que Laura adoptó junto a su mamá. Laura adora a Malu y a todas las animalas. Las quería mucho, mucho y disfrutaba profundamente aprender sobre ellas.
Un día, Ana, la mejor amiga de Laura, encontró muy triste a su amiga —¿Qué pasa, Lau?—.
—Es que cerca de mi casa, cuando salgo a pasear con Malu, hay una plaza de toros y buscando en internet encontré lo que sucede ahí— dijo entre sollozos.
Ana, que compartía el sueño de convertirse en veterinaria con su amiga querida, la abrazó firmemente mientras dijo —¡Ay!, ya sé. Es terrible. No entiendo cómo creen que eso es arte—.
—Tiene que haber algo que podamos hacer para detener tanta tortura.
Las amigas acordaron hablar con la mamá de Lau, para que las orientara. Ana estaba invitada a comer ese día. Al hablar con ella, Laura y Ana sintieron frustración porque no encontraban qué hacer.
A Martha, mamá de Lau, al ver a las dos chicas tan tristes y molestas, se le ocurrió una idea. Llamó a Cecilia, mamá de Ana, y le dijo lo que pensaba hacer, pero necesitaba tener su aprobación. Colgó y fue con las dos amigas tristes.
—¡Niñas!, les traigo cartulinas y pinturas. Escriban lo que piensen sobre la tauromaquia. Iremos a pegarlas fuera de la plaza— dijo con firmeza.
La cara de ambas se iluminó y pusieron manos a la obra…
De regreso a casa, Cecilia las recibió con un manjar vegetal, croquetas de papa y amaranto, una ensalada con mandarina y flores moradas y agua de guayaba.
Las cuatro mujeres comieron y se abrazaron el resto de la tarde junto con Malu que corría feliz tras su pelota.
* Escrito por María Mai
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